En las situaciones de dependencia, el cuidado implica dar respuestas adecuadas y exige conocer y poner a disposición de las personas mayores y sus familiares, los servicios asistenciales y sociales que les puedan ayudar a enfrentarse a la diversidad de problemas que se les plantean.
Los profesionales que se dedican a ayudar no pueden conformarse con no ser negligentes, tienen la obligación moral de ser diligentes y tender a la excelencia, una aspiración que habrá de cultivarse en la relación que establezcamos con la persona mayor y en la habilidad para dar soluciones a sus problemas cotidianos.
El respeto a la intimidad es una de las mayores preocupaciones de las personas mayores. Los profesionales deben saber valorar que se está ante personas dependientes que sufren por el hecho de tener que ser lavadas o vestidas por otros y que no han renunciado a su derecho a la intimidad, sino que lo ejercitan permitiendo que se acceda a ella porque confían en nosotros y esperan que seamos sensibles y la respetemos.
- Adquirir las herramientas necesarias para garantizar el secreto profesional y la confidencialidad en la atención a personas mayores